Al pensar en los Estados Unidos, la mayoría imagina las partes más icónicas del país, quizás los rascacielos de Nueva York o las playas de California. Poca gente piensa en Richmond, una ciudad de unas 215,000 personas localizada en Virginia, 170 km al sur de Washington DC. Yo me enamoré con la ciudad hace 3 años, cuando me trasladé allí para asistir a la Universidad. Richmond está llena de gente interesada en las novedades del arte, la música y los negocios, pero todavía mantiene la energía típico del sur estadounidense— amable y auténtico, sin prisa y preocupaciones.
Aunque no es la ciudad mejor conocida de los Estados Unidos, Richmond tiene una historia rica y jugó un papel importante en la formación del país. Durante la guerra civil americana, Richmond sirvió como el capital de los Estados Confederados, una nación hecha de estados sureños que separaron de los EE.UU. Ahora, la ciudad es el capital de Virginia. Se puede llegar fácilmente en tren o en avión. Tiene un red de autobuses públicos pero muchas residentes prefieren viajar en coche. Además tiene varios museos, parques, universidades y teatros.
Richmond tiene una pasión por las artes; de hecho, allí se encuentra el Museo de Bellas Artes de Virginia, uno de los museos más grandes en Norteamérica. El primer viernes de cada mes, este museo conjuntamente con muchos otros participa en First Friday. En First Friday, los artistas revelan exhibiciones nuevas y músicos tocan en galerías y restaurantes. Para los que prefieren el arte un poco menos convencional, el arte callejero es un medio popular también. Por lo tanto, algunos describe la ciudad como un “lienzo viviente” y cada año, hay un festival que celebra este tipo de arte.
Uno de las zonas más bonitas de Richmond es Carytown, un barrio situado al sur de la ciudad. En Carytown, se localiza el Teatro Byrd. Esta cinema se respeta por su legado histórica y su arquitectura, y su fachada no ha cambiado mucho desde su apertura. El Byrd sigue funcionando hoy en día. Por la mayoría del año muestra películas por precios bajo y cada primavera, es parte del Festival de Cine Francés de Richmond. Aparte del teatro, Carytown tiene una gran variedad de restaurantes, de los sitios “southern comfort,” a los italianos, griegos, japoneses, y aún una cocina etíope.
Richmond no faltan espacios verdes. En cualquier momento, es fácil escaparse del alboroto de la ciudad y disfrutar de la naturaleza. El rio James es un favorito de mucha gente (incluso yo J) porque tiene un sistema de parques ideales para correr, nadar y pasar un rato en el sol. Otro destino popular es el parque Maymont. Durante la época victoriana, este sitio fue una finca que perteneció a un soldado veterano de la guerra civil americana y su mujer. La pareja legó la finca a la ciudad y se lo convirtió en área público. Desde su apertura, se han añadido jardines y un refugio para animales. La mansión original del soldado y su mujer permanece allí.
Es verdad que Richmond no es la ciudad más reconocible de los Estados Unidos. Sin embargo, es un lugar con personalidad. Su mezcla de novedades culturales, una legada histórica y un carácter sureño ofrece una perspectiva del país divertida e interesante, una perspectiva que realmente merece la pena conocer.
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Como no es tan conocida en el extranjero me parece interesante la idea de visitar a Richmond, para ver algo distinto que no todo el mundo ya conoce!